PARA HABLAR DE OSTEOPATÍA ES PRECISO RECORDAR UN ELEMENTO CLAVE EN LA VIDA:
EL MOVIMIENTO
Desde el principio de los tiempos la vida se abre camino a través del movimiento. El movimiento es función, transformación, información, adaptación…
Sin ese impulso primigenio, ningún organismo podría evolucionar ni sobrevivir. Desde lo infinitamente pequeño hasta lo infinitamente grande, desde lo más denso hasta lo más sutil, todo lo que está vivo se mueve.
A nivel celular, este movimiento constituye la base relacional con el entorno. La célula como unidad estructural y funcional de la vida, lleva impresa en sí misma una memoria de normofuncionamiento, de igual modo, cada una de las estructuras del cuerpo compuesta a su vez por células, ejecutara el movimiento/función para aquello que fueron diseñadas.
A través del movimiento/función, percibimos cómo se expresan los distintos tejidos del cuerpo, conectando con su intención, que siempre es la de restablecer el orden en su autorregulación, observamos cómo se relacionan con las demás estructuras, así como su influencia y repercusión en los distintos sistemas… en definitiva, a la Totalidad del ser. Desde la física a la química, de la química a la biología, de la biología a la psicología, de la psicología a la espiritualidad, de la espiritualidad a la conciencia.
Este sistema autorregulador no siempre puede resolver todas las disfunciones. En este caso, haciéndonos eco de su información, acompañamos y colaboramos con esa intención original en la búsqueda de la homeostasis.
Estamos en todo momento en contacto con el Aliento de Vida y su potencial regulador de la homeostasis a todos los niveles, según bien definió W. G. Sutherland.
Se caracteriza por un contacto suave, por la profundidad de la escucha y el respeto por lo que esta aconteciendo en el paciente.
El osteópata no impone ninguna fuerza externa, sino que comunica a través de sus manos con el ritmo sutil que acompaña a toda estructura viva, y colabora con la intención del organismo en la búsqueda de un equilibrio saludable.
Cada persona es única, la expresión de lo que le acontece será su forma particular de estar en la vida. Desde el contacto con sus tejidos y los cambios de tensión que percibimos, apoyándonos en el conocimiento de la anatomía y fisiología y guiados por la expresión de la potencia vital, podemos percibir el punto de tensión equilibrada a partir del cual arranca la vuelta al movimiento fisiológico. El Sistema Nervioso Autónomo experimenta una regulación en su actividad, la persona que nos visita siente una relajación profunda, un encuentro con su estado natural más o menos consciente.
La escucha abierta de los tejidos en el marco del Mecanismo Respiratorio Primario (MRP) nos permite sumergirnos en el río de la vida donde se encuentra toda la potencia de la salud entendida en su sentido más amplio, más allá de la ausencia de enfermedad.
Cuanto más nos cuentes sobre tus necesidades,
mejor podremos asesorarte.